viernes, 3 de julio de 2009
Voló la bala
que el Balaam negro
de papá
dispensó alguna vez
a un soldado colonial
en huída
en un río
en otro mundo.
Cruzó el mar
-la bala-
y una selva
en la carabina de un hijo huérfano
para encontrar
un destino miserable
en las entrañas
de un extraño depilado
bufón arrugado
de una patria esquiva.
Entonces, no me lloren
porque voy a volver
algún día de estos
un día de suerte
me verán volver
de frente al sol
entre las nubes blancas
de un cielo azul.
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